jueves, 6 de octubre de 2011

Puede que algún día,

me veas, y nuestras miradas se encuentren, los recuerdos vuelvan a florecer. Nos iremos a una cafetería y te pedirás ese capuccino con mucha azúcar y nos sentaremos a hablar. Hablariamos durante horas, y volveríamos a reírnos como hacíamos antes. Me contaras como te va en tu nuevo trabajo, mientras criticas un poco a tu jefe con comparaciones cómicas. Me dirás que tu hermano mayor por fin se caso y que ahora está viviendo feliz con su mujer y que esperan un hijo. Hablaremos sobre la música, sobre como está vestida la señora de la mesa de enfrente y sobre el nuevo libro que te estás leyendo. Tropezaré con algo y derramaré un poco el café que te pediste, me dirás que sigo siendo la misma de antes, que no he cambiado. Y los recuerdos nos embriagaran, acabaremos cuanto nos echamos de menos, que echábamos de menos todas estas conversaciones, y cuanto hacía que no hablabamos como antes. Pero es que ya nada es como antes, y hacer eso sería volver a un punto sin retorno. Y nos saludemos con la mano mientras tu te subes a tu coche y yo paseo con mi perro.

1 comentario:

  1. puf..me gusta demasiado y es tan cierto!
    te sigo besitos de unchupitoporcadaduda.blogspot.com

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